Plataforma teológica fundamental

Por el P. Flaviano Amatulli Valente, fmap.

Iglesia Católica
Jesucristo, la Iglesia, la Biblia.

1.- Jesucristo.

Es el Hijo de Dios y Salvador del mundo (Hech 2,36).

2.- La Iglesia.

Para que la salvación llegara a todo el mundo, Jesucristo fundó “su” Iglesia, dirigida por Pedro y los apóstoles, con sus sucesores. Su misión consiste en llevar “todo” el Evangelio, a “todos” los hombres, a lo largo de “toda” la historia (Mt 16,18-19; Mt 28,20; Mc 16, 15; Jn 1,42; Jn 21,15-17).

3.- La Biblia.

Pronto la Iglesia, que fundó Jesucristo, empezó a cumplir con la misión de predicar el Evangelio (Hech 2,14-36; 2Tim 2,2).

Con el pasar del tiempo, gran parte de este Evangelio se fue cuajando en algunos libros (2Tes 2,15), reconocidos por la Iglesia como canónicos, es decir, normativos para siempre y para todos los discípulos de Jesucristo.

Haciendo uso de la misma autoridad, recibida de Cristo y los apóstoles, la Iglesia reconoció como canónica la edición más larga de los libros del Antiguo Testamento.

Así que, en orden de tiempo y de importancia, primero viene Cristo, después la Iglesia, que pronto se llamó “católica” (del griego kata holon = según el todo), y después viene la Biblia como la máxima expresión del Evangelio, que se predicó desde un principio, se predica ahora y se predicará hasta el fin del mundo (Tradición divino-apostólica).

Pentecostalismo protestante
Jesucristo, el Espíritu Santo, la Biblia, las iglesias.

1.- Jesucristo.

Es el Hijo de Dios y Salvador del mundo (Hech 2,36).

2.- El Espíritu Santo.

Para hacer realidad la salvación, alcanzada mediante su muerte y resurrección, Jesucristo envió al Espíritu Santo (Hech 2,1-4).

Este manifiesta su presencia en la vida del creyente mediante los “carismas” (1Cor 12), entre los cuales destacan el don de curación y el don de lenguas.

3.- La Biblia.

Es el libro que Dios entregó a los creyentes para que se alimenten espiritualmente. No aclaran el papel que jugó la Iglesia Católica en orden a la formación de este libro sagrado.

4.- Las iglesias.

Son comunidades de creyentes (Mt 18,20), que se establecen libremente. Cuanto más carismas haya en una comunidad, tanto más ésta queda acreditada por Dios. Cada iglesia cuenta con su propia “tradición” por lo que se refiere a la organización de la misma, a la manera de celebrar el culto y a la manera de interpretar la Biblia.

Consecuencias

En los pentecostales.

1.- Subjetivismo.

Para convencerse a sí mismos y convencer a los demás de que están en lo correcto, no consideran necesario utilizar ningún argumento racional. Basta su testimonio: “Antes yo era malo y ahora soy bueno. Soy salvo. Gloria a Dios. Todos los católicos están perdidos, como estaba perdido yo antes de entrar en esta iglesia, entregarme a Cristo y tener la experiencia de la vida nueva en el Espíritu Santo”. Fariseísmo y maniqueísmo.

Por eso tratan de evitar los temas que exigen un recurso a la razón, como son el papel y el destino de la Iglesia fundada por Cristo, el surgimiento de la Biblia y el origen de “su” iglesia.

2.- Sentimentalismo.

Al no contar con una base bíblica y racional, que justifique su autenticidad se vuelcan hacia el campo de la emotividad, como garantía del favor divino. Más se siente, mejor. Espectacularismo como medio para aparentar seguridad y hacer proselitismo.

Se vuelven “adictos” a las emociones, que tienen que ser siempre más fuertes. Cuando faltan, se sienten perdidos. De la ilusión a la depresión. Fácil paso de una iglesia a otra, en busca de experiencias siempre más novedosas e impactantes.

3.- Empuje misionero.

Con la ilusión de que cada uno algún día pueda llega a fundar “su” propia iglesia, el pentecostalismo es muy apto para despertar y desarrollar liderazgos, teniendo en cuenta de una manera especial los beneficios de orden económico, que derivan para los dueños, los dirigentes y los pastores de cada organización religiosa.

En los católicos.

1.- Seguridad.

Mediante un análisis bíblico e histórico, no resulta difícil convencerse de encontrarse en aquella única Iglesia que fundó Jesucristo.

2.- Cierta inercia.

Una vez aclarado que la Iglesia Católica cuenta con la garantía divina, muchos piensan: “¿Por qué preocuparse tanto? De todos modos, pase lo que pase, no obstante todos los reveses que pueda tener, nadie ni nada la podrá destruir”. Y caen en la inercia y la pasividad.

Conclusión

Para evitar problemas, es importante aclarar desde un principio a todos los católicos, y especialmente a los que pertenecen a la Renovación Carismática o simpatizan con su manera de ver las cosas, las diferencias fundamentales que existen entre el catolicismo y el pentecostalismo protestante.

Así se volverán más precavidos en su relación con los pentecostales, evitando actitudes ingenuas, que muchas veces llevan al coqueteo, la imitación y hasta al abandono de la Iglesia, como la experiencia ha largamente demostrado.