Cada 28 de diciembre los mexicanos acostumbramos hacer bromas a nuestros familiares y amigos. El chiste de todo esto es “hacerlos inocentes”.

No falta, por ejemplo, entre nosotros aquél que solicita un préstamo a uno de sus conocidos. Cuando algún desprevenido entrega lo que se le ha solicitado, se le dice la famosa frase:

Inocente palomita
que te dejaste engañar,
sabiendo que en este día
¡nada se debe prestar!

inocentesNo faltan periódicos que este día publican portadas dobles para “hacer inocentes” a sus desprevenidos lectores. Hace unos tres años, por ejemplo, un periódico de circulación nacional publicó que habría en México una nueva moneda, los “foxipesos” causando primero un gran desconcierto y después una sonoras carcajadas a todos sus lectores.
Esto nos lleva a un aspecto muy importante: para que este tipo de bromas tengan el éxito deseado, se necesita el llamado factor sorpresa; es decir, que los demás no se esperen la broma que hemos planeado hacerles.

Pero ¿de dónde viene esta costumbre, tan arraigada en México a muy distintos niveles?
Es que cada 28 de diciembre los católicos celebramos a los Santos Inocentes; es decir, a los niños menores de dos años, que fueron asesinados por órdenes del rey Herodes, que buscaba la muerte del Niño Jesús, nacido en Belén de Judá por esos días, según le informaron a Herodes los Reyes Magos y algunos maestros de la Ley.
He aquí lo que dice al respecto el Evangelio según San Mateo:
Entonces Herodes, al ver que había sido burlado por los magos, se enfureció terriblemente y envió a matar a todos los niños de Belén y de toda su comarca, de dos años para abajo, según el tiempo que había precisado por los magos (Mt 2,16).

De acuerdo a lo que dicen algunos historiadores, pudieron ser unos 20 niños los que murieron en esta terrible matanza ordenada por Herodes.
Para nosotros católicos, estos Santos Inocentes son los que dieron en primer lugar la vida por Cristo. En cierta manera murieron en lugar de del Niño Jesús. Por eso los veneramos, puesto que a pesar de su corta edad dieron testimonio de Cristo; por eso están asociados al resto de los Santos.
No sabemos sus nombres, por eso los celebramos a todos juntos el 28 de diciembre, una fecha muy cercana al nacimiento de Jesús, por quienes ellos dieron la vida.
Conviene señalar que en este caso, la palabra “inocente” no tiene el significado que le damos popularmente, que es el de ingenuo, tonto o poco despierto, por no decirlo de otra manera. No. En el caso de los Santos Inocentes, la palabra indica la no culpabilidad y la pureza de estos pequeños niños. Los Santos Inocentes, como decimos popularmente, murieron sin “deberla ni tenerla”.

A la luz de estos datos, quién sabe que tan apropiado sea que celebremos su fiesta haciendo algunas bromas de mal gusto a muchos de nuestros semejantes, dándole otro sentido a la expresión Santos Inocentes, que no corresponde a lo que sucedió hace dos mil años.
Lo más apropiado sería, como católicos, pedirles a los Santos Inocentes su intercesión y ayuda, para que todos podamos alcanzar la salvación eterna, que ellos consiguieron a través de su doloroso martirio.
También podemos imitarlos un poco ofreciendo los pequeños sufrimientos y las diversas contrariedades que nos ocurren cada día, por nuestra salvación, la de nuestros seres queridos y la de todos los hombres y mujeres de buena voluntad.

¡Feliz Navidad y Próspero Año Nuevo a todos!

Apóstoles de la Palabra Promotores de la Fe.