El caso es atípico. Los acusados son dos pastores de quienes se dice que secuestraron a un hombre y durante diez días lo mantuvieron atado a la cama, sin darle otro alimento que aceite comestible, con la aparente intención de curarle un mal espiritual que lo aquejaba. Lejos de toda sanación, le provocaron un cuadro físico y neuropsiquiátrico muy grave que puso en riesgo su vida.

Viernes 30 de Septiembre de 2005
Argentina


Muchos ingredientes condimentan el caso: la supuesta posesión demoníaca, gente que según comentarios vomitó "tierra de cementerio", actos de hechicería y otros daños. También, un supuesto interés -bien terrenal- en el dinero de la víctima.

Los imputados son Claudio Zeballos (mendocino, 31 años) y Luis Martel (chileno, 48), pastores de una iglesia evangélica pentecostal. Un tercer sospechoso, Guillermo Cañete, se mantiene prófugo. Los acusan de privación ilegítima de la libertad agravada, un delito que se castiga con hasta seis años de prisión. La víctima fue Isaac Muñoz, un hombre de 36 años que declarará como testigo en la audiencia de hoy.

De acuerdo con la acusación fiscal, entre el 8 y el 18 de mayo de 2002, Muñoz fue secuestrado por Zeballos y otros miembros de la congregación. En ese período permaneció maniatado a una cama y no le suministraron otro alimento que aceite comestible.

El 15 de mayo lo trasladaron en su propio vehículo, siempre maniatado, hasta el templo de Martel en Contralmirante Cordero. Allí estuvo hasta que familiares d Muñoz lo rescataron no sin pelear con los pastores. Los médicos comprobaron que a causa del ayuno el hombre presentaba un serio cuadro de deshidratación, complicaciones renales, y alucinaba.

En la audiencia de ayer se abordaron dos aspectos. Uno, el complicado cuadro personal y familiar de Muñoz. El otro, su estado físico tras sobrevivir a la experiencia. En el primer sentido, se pudo saber que la que tenía trato con los miembros de la iglesia era Marta González, la esposa de Muñoz. Ella, dicen los pastores, fue la que les pidió ayuda ante cambios de conducta de su marido. También a la mujer le atribuyen haber tomado todas las decisiones, ellos se limitaban a "orar y cantar alabanzas" para alcanzar su sanación.

Respecto del estado de salud de Muñoz, los mismos pastores describieron un cuadro crítico: dicen que se mostraba "furioso, con deseos de matarse, en estado de histeria", aseguran que tenían que sujetarlo para que no agrediera y que "si le dábamos algo sólido, no lo comía".

Con rigor científico, el psiquiatra Diego Zunino -quien atendió a Muñoz en el hospital después que estallara el caso- explicó que eso se llama "síndrome confusional" y que la base es "un cuadro orgánico". Es decir: fue una respuest del cerebro a una intoxicación "externa o interna".

Al declarar ante los jueces, Zunino explicó que puede provocar semejante cuadro una falla en un órgano noble (riñón o hígado) o una intoxicación por la ingesta de alguna sustancia.

Muñoz estuvo internado en Salud Mental tres meses, y permaneció un año y medio bajo tratamiento.

De sus conversaciones con el paciente, el psiquiatra extrajo una información interesante: para Muñoz había sido importante la pérdida de su trabajo.

Las versiones indican que el hombre fue despedido y cobró 40.000 pesos de indemnización.

Estos datos permiten presentar las preguntas clave que deberán responderse para resolver el caso. ¿Los pastores sometieron a Muñoz a semejante "tratamiento" como método para quedarse con su dinero? ¿O, por el contrario, actuaron libres de cualquier interés, convencidos de que con sus oraciones iban a sanarlo?

El caso es atípico. Los acusados son dos pastores de quienes se dice que secuestraron a un hombre y durante diez días lo mantuvieron atado a la cama, sin darle otro alimento que aceite comestible, con la aparente intención de curarle un mal espiritual que lo aquejaba. Lejos de toda sanación, le provocaron un cuadro físico y neuropsiquiátrico muy grave que puso en riesgo su vida.

Viernes 30 de Septiembre de 2005
Argentina

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