Muy estimado Señor Cura:

Antes que nada, quiero agradecerle su apoyo para mi formación como agente de pastoral y felicitarlo por su empeño en la cura pastoral, que se manifiesta especialmente en la predicación de la Palabra de Dios, en la administración de los sacramentos y en la guía pastoral de la comunidad.


Desde que Usted llegó a nuestra parroquia muchas cosas han mejorado. Usted no sólo ha procurado la belleza del templo material, remodelándolo. También ha trabajado activamente para formar una comunidad evangelizada y evangelizadora, empezando por la construcción de salones adecuados para la catequesis y los encuentros de los movimientos laicales.

Conversando con otros laicos comprometidos coincidimos en que Usted ha logrado mejorar nuestra relación, tanto en el ámbito pastoral como en el área de las relaciones humanas. Hemos dejado esa etapa de rivalidad, malentendidos, chismes y competencia malentendida, que había prevalecido hasta su llegada.

Los encuentros que Usted organizó para que nos conociéramos más, limáramos asperezas y empezáramos a construir una relación de amistad y sano compañerismo, han dado un fruto duradero, que ha permitido el avance de la evangelización.

Gracias a estos encuentros hemos descubierto la riqueza presente en cada movimiento y asociación laical y hemos aprendido a valorar a cada uno como un don del Espíritu Santo a la Iglesia y, por tanto, a nuestra comunidad parroquial. Ahora hay entre nosotros un clima de colaboración que nunca habíamos imaginado.

Agradecemos el respeto que Usted tiene hacia nuestros carismas, su presencia entusiasta entre nosotros, animándonos a vivir nuestra vocación y misión, con sentido de pertenencia a la parroquia, pero también a nuestro movimiento laical correspondiente.

Nos ha gustado mucho la iniciativa de que los jóvenes que se preparan para recibir el Sacramento de la Confirmación vayan conociendo nuestros movimientos haciendo una experiencia en algunos de ellos, pues eso nos muestra cuánto usted aprecia la labor de nosotros los laicos.

Gracias por ayudarnos a confiar más en Jesús, que ha prometido darnos pastores según su corazón.

Cuente con nuestras oraciones y nuestro apoyo constante.

Afectuosamente,

 

J. Guadalupe López García,

Morelia, Michoacán.