Introducción
El diálogo ecuménico es esencial para fomentar la unidad entre los cristianos y superar las divisiones históricas. El Padre Flaviano Amatulli Valente, sacerdote italiano nacionalizado mexicano y fundador de los Misioneros Apóstoles de la Palabra, dedicó su vida a la evangelización y a la promoción del entendimiento entre las diferentes denominaciones cristianas. Su lema en este rubro fue: Apologética y Ecumenismo : dos caras de la misma medalla. En su obra La Iglesia y las Sectas: ¿Pesadilla o reto?, ofrece valiosas directrices para establecer conversaciones constructivas y respetuosas con aquellos que profesan una fe distinta.
Decálogo para dialogar con los hermanos separados
1. Orar por la unidad de los cristianos. La oración es el fundamento que fortalece la unidad y abre corazones al entendimiento mutuo.
2. Reconocer que la división es fruto y expresión del pecado presente entre los discípulos de Cristo. Aceptar que las divisiones son consecuencia del pecado nos llama a la humildad y al arrepentimiento.
3. Luchar por alcanzar la santidad personal y de toda la Iglesia, como medio para lograr la unidad. La santidad es el camino que nos acerca a Dios y entre nosotros, promoviendo la unidad en la fe.
4. Dedicar tiempo y esfuerzo para prepararse a dialogar con los hermanos separados. La preparación adecuada, que incluye el estudio y la reflexión, es esencial para un diálogo fructífero.
5. Evitar todo lo que pueda ofender a los hermanos separados y apartarlos más. La sensibilidad y el respeto son fundamentales para no causar ofensas innecesarias.
6. Dar testimonio de humildad y sinceridad en el trato con los hermanos separados. La autenticidad y la humildad reflejan el amor cristiano y facilitan la comprensión mutua.
7. Buscar siempre la verdad a nivel bíblico, histórico y teológico. El conocimiento profundo de las Escrituras y la historia de la Iglesia nos permite dialogar con fundamento y claridad.
8. Antes de dialogar con los hermanos separados, pedir a Dios que se haga en todo su voluntad. La oración previa al diálogo nos dispone a ser instrumentos de la voluntad divina.
9. Después de dialogar con los hermanos separados, preguntarse: ¿Qué aprendí en la actitud y en las palabras de estos hermanos? La reflexión post-diálogo nos ayuda a crecer y a comprender mejor al otro.
10. Fijarse más en lo que nos une que en lo que nos aparta. Enfocarnos en los puntos de convergencia fortalece la unidad y minimiza las diferencias.
Conclusión
El “Decálogo para dialogar con los hermanos separados” del Padre Flaviano Amatulli Valente ofrece una guía práctica y espiritual para fomentar el entendimiento y la unidad entre los cristianos. Al aplicar estos principios, podemos construir puentes de diálogo que nos acerquen más a la verdad y al amor de Cristo, superando las barreras que nos separan y viviendo en armonía como hermanos en la fe.
Para profundizar en el pensamiento del Padre Flaviano Amatulli Valente, se recomienda consultar sus publicaciones y recursos disponibles en línea.
P. Jorge Luis Zarazúa Campa, fmap