Por el padre Jorge Luis Zarazúa Campa, FMAP
El Santo Rosario es una de las devociones más queridas en la Iglesia Católica. Su estructura y oraciones están profundamente arraigadas en la Sagrada Escritura y en la tradición cristiana. A lo largo de la historia, ha sido un camino de contemplación del misterio de Cristo y un medio de intercesión confiado a la Virgen María.
1. El Rosario y su fundamento bíblico
Aunque el rezo del Rosario, tal como lo conocemos hoy, se desarrolló a lo largo de los siglos, sus elementos esenciales provienen de la Biblia.
a) El Padrenuestro
La oración central del Rosario es el Padrenuestro, enseñado directamente por Jesús a sus discípulos cuando le pidieron que les enseñara a orar (Mateo 6,9-13; Lucas 11,2-4).
b) El Avemaría
Esta oración tiene dos partes, ambas con fundamento en la Escritura:
1. El saludo del ángel Gabriel a María: “Dios te salve, llena de gracia, el Señor está contigo” (Lucas 1,28).
2. Las palabras de Isabel, inspiradas por el Espíritu Santo: “Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre” (Lucas 1,42).
La segunda parte (“Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros…”) fue añadida por la Iglesia en la tradición devocional cristiana.
c) La meditación de los Misterios
Cada decena del Rosario se centra en un misterio de la vida de Cristo, lo que convierte esta devoción en una oración profundamente evangélica.
• Misterios Gozosos (Lucas 1–2; Mateo 2): narran la encarnación y la infancia de Jesús.
• Misterios Luminosos (Mateo 3,13-17; Juan 2,1-11; Lucas 9,28-36…): nos llevan a la vida pública de Cristo.
• Misterios Dolorosos (Mateo 26-27; Lucas 22-23…): nos invitan a contemplar su Pasión.
• Misterios Gloriosos (Mateo 28; Hechos 1-2; Apocalipsis 12…): celebran su Resurrección, su Ascención y la gloria de María.
El Rosario es, por lo tanto, una catequesis bíblica en forma de oración.
2. Desarrollo histórico del Santo Rosario
a) Orígenes monásticos y la tradición de los 150 salmos
En los primeros siglos del cristianismo, los monjes solían recitar los 150 salmos como parte de su oración diaria. Para los fieles que no sabían leer, se popularizó la práctica de rezar 150 Padrenuestros o Avemarías como sustituto.
b) La consolidación en el siglo XIII: Santo Domingo y la Virgen del Rosario
Según la tradición, la Virgen María se apareció a Santo Domingo de Guzmán (†1221) y le enseñó a rezar el Rosario como un arma espiritual contra las herejías, especialmente la albigense. Aunque no hay pruebas históricas directas de esta aparición, sí es cierto que los dominicos promovieron intensamente el Rosario.
c) La difusión del Rosario en la Edad Media y el Renacimiento
El Rosario fue estructurado en su forma actual en el siglo XV por el beato Alano de la Roca, un dominico que estableció las 15 decenas y promovió la Cofradía del Rosario. Más tarde, San Pío V (†1572), en la batalla de Lepanto (1571), atribuyó la victoria cristiana a la intercesión de la Virgen del Rosario y estableció la fiesta del Nuestra Señora del Rosario (7 de octubre).
d) La incorporación de los Misterios Luminosos
En 2002, San Juan Pablo II enriqueció el Rosario con los Misterios Luminosos, resaltando la vida pública de Cristo. En su carta apostólica Rosarium Virginis Mariae, destacó que el Rosario es “un compendio del Evangelio”.
3. Teología del Rosario: Contemplación en comunión con María
El Rosario no es una simple repetición de oraciones, sino una escuela de contemplación en la que María nos guía hacia Cristo. Como dijo el Papa Francisco:
“El Rosario es la oración de los humildes y de los santos… una oración que nos lleva a Jesús por medio de María.”
San Luis María Grignion de Montfort enseñaba que el Rosario es un camino seguro de santidad porque, al rezarlo, nos unimos a la Virgen en la meditación del Evangelio.
Conclusión
El Santo Rosario tiene un sólido fundamento bíblico, fue desarrollado en la tradición cristiana y sigue siendo una poderosa oración de contemplación. No es solo una devoción piadosa, sino una forma de interiorizar el Evangelio en la vida diaria.
Como dijo San Juan Pablo II:
“El Rosario, aunque se distingue por su carácter mariano, es en el fondo una oración cristocéntrica.”
Al rezar el Rosario, seguimos la exhortación de la Virgen en Fátima: “Recen el Rosario todos los días para obtener la paz del mundo”.