Una respuesta a un artículo de la Revista ¡Despertad!, 2017, N° 2, pág. 14.
Por el seminarista Néstor Sevilla.
sevilla_fm@hotmail.com
OBJECIÓN: A Jesús lo ejecutaron “colgándolo de un madero” (Hechos 5:30). Los escritores de la Biblia usaron dos términos para referirse al instrumento donde mataron a Jesús. Y ambas palabras se refieren a un solo pedazo de madera, no a dos. La palabra griega staurós, denota, primariamente, un palo o estaca derecha. Y respecto a la palabra xýlon, simplemente madero.
RESPUESTA: A esto respondemos que:
Las palabras griegas antes mencionadas, según el “Diccionario Bilingüe Manual Griego Clásico-Español” Vox. ISBN: 978-84-9974-148-2:
σταυρóς oȗ ó (staurós): estaca, estacada, empalizada, palo, cruz, crucifixión. Pág. 543.
ξύλΟν oυ τó (xylon): madera, leño, madero, tronco de árbol, tablón, palo, garrote, bastón; cepo (instrumento de castigo), poste, cruz (instrumento de suplicio). Pág. 416.
Como vemos, ambas palabras su significado no se limita a un solo palo vertical o poste, sino que incluye como significado “cruz”, es decir, un palo vertical y uno horizontal.
Además, existen dos textos claves para comprender que Jesus murió en una cruz:
1. Mt 27, 37: “Encima de su cabeza habían puesto un letrero con el motivo de su condena, en el que se leía: «Este es Jesús, el rey de los judíos.»”. Letrero encima de la cabeza y no encima de las manos, como se presenta en las publicaciones de los Testigos de Jehová.
2. Jn 20, 25: “«Hasta que no vea la marca de los clavos en sus manos, no meta mis dedos en el agujero de los clavos y no introduzca mi mano en la herida de su costado, no creeré.»” Si tenía las manos clavadas en una cruz se necesitan dos clavos, si hubiese sido un estaca o poste, debió tener las manos juntas y Tomás hubiese dicho “hasta que no vea la marca del clavo en sus manos…”
También en la “Traducción del Nuevo Mundo” de los testigos de Jehová éstos dos textos están muy claros para entender que Jesús murió en una cruz. Pero no es de extrañar que con el tiempo les cambien a las palabras de Santo Tomás, puestos que son expertos en tergiversar (cambiar) el Evangelio de Cristo como dice San Pablo. “Pero no hay otro; solamente hay personas que tratan de dar vuelta al Evangelio de Cristo y siembran confusión entre ustedes.” (Gal 1, 7).
A la pregunta: ¿Usaron los discípulos de Jesús la cruz para adorar a Dios o como símbolo del cristianismo?
Respondemos que: Como símbolo de cristiano, sí la usaron puesto que fue un mandato de Cristo mismo para todos sus discípulos “Luego Jesús llamó a sus discípulos y a toda la gente y les dijo: «El que quiera seguirme, que renuncie a sí mismo, tome su cruz y me siga.” (Mc 8, 34). Y Jesús lo remarca y lo repite en diferentes momentos, como puede verse en Lc 9, 23 y Lc 14, 27.
El pueblo cristiano ha usado la cruz no para adorarla a ella, sino para adorar el misterio de la cruz, es decir a Jesucristo que por nosotros murió en la cruz. Nosotros adoramos a Jesucristo que es verdadero Dios, “Suyos son los grandes antepasados, y Cristo es uno de ellos según la carne, el que como Dios está también por encima de todo. ¡Bendito sea por todos los siglos, Amén!” (Rm 9, 5). “Ahora nos queda aguardar la feliz esperanza, la manifestación gloriosa de nuestro magnífico Dios y Salvador, Cristo Jesús,” (Ti 2, 13); “Tomás exclamó: «Tú eres mi Señor y mi Dios.»” (Jn 20, 28).
Además, es admirable que el ciego de nacimiento recobrara la vista en Siloé (Jn 9,1-7), pero ¿en qué benefició a todos los ciegos del mundo?; fue algo grande la resurrección de Lázaro (Jn 11, 17.43-44), pero esto solo le benefició a él porque seguían muchos muertos por el pecado; fue admirable el que cinco panes bastaran para alimentar a cinco mil hombres (Jn 6, 9-12), pero esto no benefició a todos los que se hallaban atormentados por el hambre de la ignorancia, etc.
En cambio el triunfo de la cruz iluminó a todos los ciegos por el pecado, nos liberó de las ataduras del pecado, redimió a todos los hombres.
Por lo tanto, para los que tenemos una ciudadanía en el cielo, aceptamos y abrazamos la cruz de Cristo; no como muchos que tienen puesta su mente en las cosas de la tierra y su dios es su vientre y cuya gloria es lo vergonzoso y andan como enemigos de la cruz (cf. Flp 3, 18-19).