MADRID, 21/02/2006 (ACPress.net)
J. de Segovia, escritor, conferenciante y teólogo, rebate con contundencia los argumentos del autor de Código da Vinci, cuando trata de dar bases histórica a sus tesis. El autor del Código Da Vinci llega a decir que existen fuentes de Jesús más fidedignas y más antiguas que los 4 evangelios, que son los evangelios gnósticos y los rollos del Mar Muerto.
Según Segovia, los documentos del Mar Muerto están asociados a una secta del judaísmo, pero realmente no hay ninguna mención al Nuevo Testamento, ni nada oculto acerca de Jesús, como pretende la obra de Dan Brown.
Por su parte, los evangelios gnósticos –que fueron encontrados en Egipto- son posteriores a los 4 evangelios que conocemos, de los que el más antiguo es de finales del siglo II. En estos evangelios nísticos aparecen palabras de Jesús que no están en los evangelios y frases que no tienen nada que ver o no podemos asociar al conjunto de las palabras y enseñanzas de Jesús. Estos evangelios de Egipto “nunca han sido textos inspirados pero tampoco prohibidos, cosa que sí afirmaba Brown y a la que se aferra para creer que algo escondía la Iglesia Católica”.
¿JESÚS EN EL TIBET?
Pero Brown sobre todo “confunde los apócrifos modernos, que tienen que ver con el surgir del ocultismo del s. XIX, de donde surge la idea de los años perdidos de Jesús (los que no aparecen en los evangelios)”. Esta idea tiene origen en un ruso que asegura haber estado en el Tibet y haber conocido unos documentos que revela que Jesus estuvo en el Tibet y entró en contacto con toda la espiritualidad, algo que reflejaría en su enseñanza en los 4 evangelios tradicionales.
Algún profesor de Oxford, que decidió acudir a investigar destacó las palabras de un monje al preguntar por el texto: “mentiras, mentiras y nada más que mentiras”, ya que “dicho texto no había existido nunca según afirmaron los monjes, pero a partir de ahí fue cuando surgieron numerosas sectas, todas basadas en documentos inexistentes”.
Otro “evangelio apócrifo, el de Acuario, dijo recibir revelación de Jesús pero no se basa en ningún tipo de documento que sea fiable. Se basan en hechos espiritistas. Se intenta transplantar y orientalizar ideologías de Egipto, a palabras de Jesús”.
JESÚS Y CONSTANTINO
Añade Juan A. Monroy, escritor y conferenciante internacional, que entre los graves errores de esta obra presenta a Jesús como un gran hombre o profeta a quien se le declaró Dios en el siglo IV, en el Concilio de Nicea. “Esto es claramente falso -escribe-. A Jesús se le llama Dios unas siete veces en el Nuevo Testamento y se le llama Señor, en sentido divino, en numerosas ocasiones”. Otro garrafal error es exponer que fue el emperador Constantino quien impuso en la Iglesia los Evangelios canónicos y la doctrina de la divinidad de Cristo, según dice Brown. “Los cuatro Evangelios y las epístolas de Pablo fueron reconocidos como palabra sagrada mucho antes de que naciera Constantino”.
CONCLUSIÓN Y MULTIMEDIA
Como resume José de Segovia, “es una de las novelas sobre la antigüedad con mayor número de errores históricos, geográficos, artísticos y religiosos, confundiendo muchos conceptos, su fuerte no son ningunos de estos temas”.