Por el: P. Emmanuelle Cueto Ramos, fmap
Comienzo de la vida humana
Lo que compete en este artículo es dilucidar si hay auténtica vida humana o no en el embrión, antes de las doce semanas de gestación, ante el problema del aborto. Mucho se ha discutido al respecto, y habiendo definido anteriormente el término vida como aquello que le es propio de los seres que actúan y se mueve hacia otros, y así mismos. Por eso, es ineludible el afrontar una cuestión fundamental: ¿En qué momento empieza la vida?
Es muy importante dirigir la mira hacia los avances tecnológicos y científicos que se han aportado al respecto, sólo así se puede llegar a conocer los inicios de la vida y el proceso por el cual el nuevo ser humano inicia su existencia. Muchos dirán que hasta que el cigoto no llegue a la implantación del embrión en el útero materno, logrando así llegar al estadio de blastocisto. Otros argumentarán que hasta que se pueda constatar la formación de la corteza cerebral, ésta se empieza a formar a partir del día 15 y su prolongación será hasta el día . Por lo tanto, dirán los que defienden esta postura, sería prematuro y no conveniente hablar de vida humana antes de estos días.
Finalmente están los que dicen que la vida humana tiene sus orígenes en el momento de la fecundación del óvulo y el espermatozoide, proceso que se formula de manera ordenada en un plano antropológico-genético. El inicio de la vida del ser humano se encuentra en dos células especializadas dedicadas a la función generadora, por un lado el gameto masculino [espermatozoide] y por otro el gameto femenino [óvulo].
Son dos células que se van formando durante un largo proceso llamado gametogénesis con un fin muy específico, reducir los cromosomas de 46 a 23 solamente. La fecundación es un proceso que lleva en sí mismo todo un orden que demuestra una vez más la complejidad del ser humano, sin embargo, en cuanto al principio de la vida las dos células primeras, los gametos masculino y femeninos respectivamente, al ser fundidas y llevarse a cabo la embriogénesis resulta lo que se conoce como embrión. Éste denomina al organismo resultante de la unión de las células sexuales hasta que alcanza los tres meses de desarrollo donde pasa a llamarse feto. Llegando aproximadamente a las veinte horas después de las relaciones sexuales, la cabeza del espermatozoide ya ha penetrado en el plasma del óvulo, avecinándose al núcleo del óvulo para aportar en él sus respectivos materiales genéticos.
Cuando el proceso de fusión se ha concluido, se está delante de una nueva célula, el cigoto. Angelo Serra, sintetiza en tres puntos las características esenciales del desarrollo del neo-concebido:
1.- La coordinación. El desarrollo embrionario desde el momento de la concepción, se realiza en un proceso de coordinación ininterrumpida sin saltos cualitativos, lo que dice que el individuo que empieza a formarse será el mismo hasta el día de su muerte.
2.- La Continuidad. El proceso que se lleva a cabo como fusión de los dos gametos, el masculino y el femenino, se comienza un nuevo ciclo vital de un nuevo ser humano. Lo que vendría a corroborar la anterior, pues se da un proceso que no se interrumpe, por ejemplo la multiplicación celular.
3.- La gradualidad. Se sabe de más que la forma definitiva se alcanza de manera gradual y coordinada. El proceso de crecimiento está diseñado para cada especie, y no sólo se da en el ámbito físico, sino también en cuanto a la formación genética y constitucional del nuevo individuo. La gradualidad y la diversidad en la unidad. Por lo tanto ya se está frente a un ser autónomo. Toda la unidad y el desarrollo embrionario no sólo requieren, sino exigen que tal embrión sea un individuo de la especie humana desde el momento de la fecundación, ya que al ser embrión posee por sí mismo un orden genéticamente autónomo e independiente de la madre. Por lo tanto, se está frente a un nuevo ser humano. Eso dice entonces que no sólo se debe de considerar al embrión como una persona humana, sino que le trato hacia él, debe ser de humano a humano. Es un todo y cada momento de este proceso hace evidente que es un nuevo ser humano el que está frente, y que reclama el derecho inviolable de ser respetado en cualquier momento o estadio de su desarrollo.
El genoma humano como criterio necesario y suficiente.
Por eso, una de las disposiciones que se emplean ante la cuestión del aborto, es sobre el genoma humano. La constitución material del embrión humano, exige por ello que tenga un genoma único e irrepetible. Sin embargo, al respecto hay que hacer un par de aclaraciones para no caer en sofismas desmesurados. Como se hizo mención anteriormente, las disciplinas y ciencias empíricas contribuyen al enriquecimiento de este tema, Juan Ramón Lacadena señala: “En sentido estricto, por genoma se entiende el conjunto de genes que especifican todos los caracteres potencialmente expresables de un organismo”.
Así es que el genoma humano es el conjunto de genes que explicitan de manera clara lo que el organismo llegará a ser, desde las enfermedades hasta cómo será de adulto, tratándose de un ser humano. Siguiendo la misma línea, la bióloga y química Esther Orozco, afirmará:
“El genoma es el custodio de la herencia. El genoma humano es la información contenida en una molécula de ADN de gran tamaño (…) Se encuentran en todas las células que forman nuestro organismo, excepto en los glóbulos rojos. Lleva inscrito lo que biológicamente somos y la herencia que ha custodiado y transmitido para nosotros”.
Esto corrobora que, el genoma humano lo poseen todos los seres vivos de la especie humana. Sin embargo, aquí se está en terreno peligroso, pues como se verá más tarde, el genoma humano es criterio necesario para afirmar que el embrión es un ser vivo de la especie humana, cosa que algunos querrán refutar. Hay un par de objeciones que son esgrimidas por algunos objetores ante la defensa de la vida y dignidad humana en el embrión. El argumento es presentado de manera sintética de la siguiente forma: El embrión no puede ser considerado una persona de la especie humana, puesto que toda célula somática posee un genoma único, singular y completo.
Por lo que, según los objetores, si se sostiene que el genoma humano es fundamento para afirmar a la persona en el embrión, la caspa sería un total genocidio, por poner un ejemplo. Este argumento pretende refutar la tesis de que el genoma es el criterio necesario y suficiente sobre todo propuesta por algunos católicos que afirman que el embrión unicelular es persona por el hecho irrefutable de poseer un genoma único y completo y dado que no toda célula con genoma completo es persona, tampoco lo es el cigoto de una u otra forma. Este argumento que si bien, ha sido divulgado de manera popular, no pertenece a la doctrina de la Iglesia Católica como muchos le achacan.
Al respecto se presenta el Dr. Jorge Carpizo quién es su texto La interrupción del embarazo antes de las doce semanas, afirma: “Todas las células tienen el genoma humano completo. Sin embargo, no por estar vivas y poseer el genoma humano, esas células son seres humanos. Es decir, no es posible afirmar que el espermatozoide o el óvulo sean personas humanas”.
Es aquí donde cabe la aclaración ante la disyuntiva anterior mal interpretada. Esto sin duda es falso, pues nunca se ha dicho que las células que poseen genoma humano, sean potencialmente personas, sino más bien que el genoma evidencia que el cigoto, en este caso, es ya un ser de la especie humana. En lo que concierne a la afirmación de Jorge Carpizo y otros más, da muestra de falta de apoyo científico. Hoy en día, la afirmación de que hay un ser vivo de la especie humana en el embrión es claro, gracias a disciplinas como la biomedicina, bioquímica, y los avances de la biología, ciencia que, al igual que la fisiología, la embriología, la biología celular, de la genética y la inmunología, han contribuido a un esclarecimiento sobre los inicios de la vida humana. Quienes actualmente se oponen a tales evidencias manifestadas en esta postura científica, hoy por hoy aceptan una biología superada. Por lo tanto, queda desacreditada la postura de Jorge Carpizo ante las evidencia científicas que se ofrecen en la actualidad.
Razón por la cual quien tache de argumento «religioso o cultural» el decir que «la vida comienza en el momento de la fecundación del espermatozoide al óvulo» simplemente o no sabe lo que dice o intencionalmente va contra la biología moderna. Simplemente la naturaleza biolólica… no se equivoca aunque las leyes digan lo contrario. La naturaleza es sabia.
(Extracto de trabajo de investigación para la Facultad de Filosofía de la Universidad Pontificia de México)