Alimentos puros e impuros

Según algunos no católicos, no hay que comer ciertos alimentos, especialmente la carne de cerdo, porque nos hacen impuros. Veamos lo qué dice realmente la Biblia.

Por Jorge Luis Zarazúa Campa.

Personajes
+ Luis ALfredo, católico comprometido.
— Arturo, evangélico.
•Agapito, católico impreparado.

Saludo inicial
(En un puesto de tacos).

•Agapito: Buenos tardes, don Luis Alfredo. ¿Cómo le ha ido últimamente?
+Luis Alfredo: Buenos tardes, Agapito. Pues fíjate que me ha ido muy bien. He tenido muy buena venta. A propósito, ¿Qué te sirvo?
•Agapito: Pues como estoy a dieta, sólo déme una orden de tacos de carnitas y dos órdenes de tacos al pastor. Ah, y de tomar, me da una coca de dieta.
+Luis Alfredo: Oh, y eso que estás a dieta. Pero no te preocupes, que de todas formas a mí me conviene.




No debemos comer carne
de ciertos animales

(Llega Arturo, un evangélico.)

—Arturo: ¿Qué tal, don Luis? ¿Cómo van las ventas?
+Luis Alfredo: Pues muy bien. Con clientes como Agapito, el negocio va viento en popa. ¿Qué te sirvo, Arturo?
—Arturo: Pues una orden de tacos de bistec.
+Luis Alfredo: De veras. Siempre se me olvida que no puedes comer carne de cerdo.
•Agapito: ¿Y eso por qué?¿ No me digas que también estás a dieta como yo? ¿O seguramente te los prohibió el doctor? Yo por eso no me paro en la clínica. Luego luego le quieren quitar a uno lo más sabroso.
—Arturo: Nada de eso, Agapito. Lo que pasa es que la Biblia lo prohíbe.
•Agapito: A ver, ¿cómo está eso? ¿Cómo que la Biblia lo prohíbe? Si nunca nos han dicho nada en la Iglesia. Y eso que los padres estudian mucho para llegar a ser curas.
—Arturo: Es que en la Iglesia Católica no dicen la verdad. (Arturo saca su Biblia y dice:) Déjame leerte un texto bíblico que te va a convencer de lo que digo. Es Levítico, capítulo once, versículos del uno al tres, y del siete al ocho.
Jehová habló a Moisés y a Aarón, diciéndoles: Hablen a los hijos de Israel y díganles: Estos son los animales terrestres que pueden comer. Comerán el animal de pezuña partida, hendida en dos uñas y que rumia. El CERDO, que tiene la pezuña partida, hendida en dos uñas, pero no rumia, será impuro para ustedes. Ustedes no comerán su carne y tampoco tocarán su cadáver: serán impuros para ustedes (Lev 11,1-3.7-8).

—Arturo: Como pueden ver, la Biblia no puede ser más clara. Si la Biblia dice que no hay que comer carne de algunos animales, pues hay que hacerle caso.
•Agapito: Oye, me parece que te brincaste algunos versículos. Si se puede saber, ¿qué otro tipo de carne prohíbe la Biblia?
—Arturo: Aparte del cerdo, Dios prohíbe comer carne de conejo y de camello. Entre los peces, aquellos que no tienen aletas ni escamas, como el camarón, por ejemplo, y en general los mariscos. Y muchos otros animales, que sería largo enumerar, pero se te enfrían tus tacos.
+Luis Alfredo: Mira, Arturo, sin ánimo de contradecirte, quiero comentarte lo siguiente. Yo también estudio la Biblia. Ya sabes que soy católico de hueso colorado y que los sábados doy catecismo. Por eso, ya que se presentó la oportunidad, quiero aclararte algunas cosas.
—Arturo: Adelante, don Luis Alfredo. Ya sabe cómo lo respeto.

Antiguo y Nuevo Testamento
•Agapito: Esto se está poniendo bueno. Ya hasta el hambre se me quitó.
+Luis Alfredo: Arturo, ya que traes la Biblia, voy a mencionarte algunos textos bíblicos. Pero antes déjame aclarar algunas cosas. Para nosotros católicos la Biblia se divide en dos partes, Antiguo y Nuevo Testamento.
—Arturo: Pues para nosotros también. Mire el índice de mi Biblia.
+Luis Alfredo: Pues bien, el ANTIGUO TESTAMENTO es la Alianza entre Dios y el Pueblo de Israel. Fíjate en lo que dice Malaquías, capítulo tres, versículo veintidós.
Acuérdense de la Ley de Moisés, mi servidor, a quien entregué en el Monte Horeb leyes y mandamientos PARA TODO ISRAEL (Mal 3,22).

+Luis Alfredo: Por eso para los católicos, el Antiguo Testamento contiene las leyes y mandamientos para todo Israel. Al mismo tiempo, Dios prometió que realizaría una Nueva Alianza, es decir el Nuevo Testamento, que contiene también leyes y mandamientos. Lee, por favor, Jeremías, capítulo treinta y uno, versículo treinta y uno.
Llegarán días, palabra de Yahvéh, en que yo pactaré con el Pueblo de Israel una NUEVA ALIANZA (Jer 31,31).

+Luis Alfredo: Por eso los católicos tenemos más en cuenta el Nuevo Testamento. Si el Antiguo Testamento dice algo, nos preguntamos: qué dice el Nuevo Testamento. Te voy a poner dos ejemplos: El Antiguo Testamento dice: Hay un solo Dios (Gén 1,1). El Nuevo Testamento dice: Sí, hay un solo Dios, pero en tres personas: el Padre, y el Hijo y el Espíritu Santo (Mt 28,18-19). El Antiguo Testamento dice: «Ojo por ojo y diente por diente» (Deut 19,18-21), pero el Nuevo Testamento dice: «No resistan al malvado. Antes bien, si alguien te golpea en la mejilla derecha, ofrécele también la otra» (Mt 5,39).
•Agapito: Órale, hasta yo le entiendo. ¿Quiere decir que el Antiguo Testamento es inferior al Nuevo Testamento? ¿O qué siempre hay que ver lo qué dice el Nuevo Testamento?
+Luis Alfredo:Las dos cosas, Agapito. Me da mucho gusto que pongas atención.
—Arturo: Pero todavía no me dice nada de la carne de cerdo.
+Luis Alfredo:Vamos para allá.




Podemos comer de todo
+Luis Alfredo: En primer lugar, el Nuevo Testamento señala que no hace impuro al hombre lo que entra por su boca. Busca Mateo, capítulo quince, versículo once:
No hace impuro al hombre lo que entra por la boca, pero si mancha al hombre lo que SALE DE SU BOCA (Mt 15,11).

•Agapito: ¿Entonces quiere decir que las cosas que como, no pueden hacerme impuro? Pero si me hacen impuro, por ejemplo, las malas palabras que salen de mi boca.
+Luis Alfredo: Efectivamente, Agapito. Por eso podemos comer de todo, hasta la carne de cerdo, porque no puede hacernos impuros.
—Arturo: Pero no hay ninguna cita bíblica dónde se señale que podemos comer de todo. ¿O si?
+Luis Alfredo: Claro que si, Arturo. Y te pido que la busques en tu Biblia. Se trata de la Primera Carta a Timoteo, capítulo cuatro, versículos cuatro y cinco.
Todo lo que Dios ha creado es bueno y NINGÚN ALIMENTO ESTÁ PROHIBIDO, siempre que lo tomemos dando gracias a Dios, pues es santificado por la Palabra de Dios y la oración (1Tim 4,4-5).

•Agapito: Órale, ¿o sea que hay que dar gracias a Dios al tomar los alimentos y con eso quedan ya santificados? Lo que más claro me queda es que podemos comer de todo.
+Luis Alfredo: Pues, como decías hace rato: eso depende de lo que te diga el médico.
—Arturo: Mire, don Luis Alfredo, yo no había leído esto en la Biblia. Usted sabe que apenas me acabo de cambiar de religión. Pero si me dice algún otro texto que me aclare más, pues le prometo que empezaré a pensar seriamente en regresar a la Iglesia católica.
•Agapito: La riegas, Arturo, si con los textos que te dio don Alfredo, está más claro que el agua: PODEMOS COMER DE TODO. En todo caso, el que puede prohibirnos comer ciertos alimentos es el médico, porque la Biblia dice muy claro que ningún alimento está prohibido, siempre que lo tomemos dando gracias a Dios.
+Luis Alfredo: Vaya, tú ya agarraste «la onda». Pero deja que le dé a Arturo otro texto bíblico. A ver, busca Colosenses, capítulo dos, versículo dieciséis.
Por eso, que nadie los venga a criticar por LO QUE COMEN Y BEBEN (Col 2,16).




Despedida
•Agapito: Ahora sí que te salió el tiro por la culata. Tú llegaste criticando a los padres, dizque porque no nos enseñan la verdad. Y ahora la Biblia te dice que no andes criticando a los católicos por lo que comen o beben.
+Luis Alfredo: Lamento decirlo, pero Agapito tiene razón.
—Arturo: Pues sí que me cuestiona esta plática. Como le dije, voy a pensar seriamente en regresar a la Iglesia Católica. Y me gustaría que usted me diera clases de Biblia.
•Agapito: Siendo así las cosas, yo también me apunto.
+Luis Alfredo: Pues ustedes dicen cuándo empezamos.
—Agapito y Arturo (al mismo tiempo): Pues, mañana mismo.