Padre

Para los no católicos, es un error grandísimo que nosotros católicos llamemos padre al sacerdote. Dicen que la Biblia lo prohíbe. Veamos más de cerca este asunto.

Por Jorge Luis Zarazúa Campa.

Personajes
+ Francisco, católico.
— René, evangélico.

Saludo inicial
—René: (Toc, toc, toc). Hola, Panchito, ¿cómo estás?
+Francisco: Hola, René. ¿Cómo has estado? Hace meses que no te veía.
—René: Pues fíjate que acabo de regresar de Mexicali.
+Francisco: Seguramente fuiste a visitar a tus primos.
—René: No, me fui a trabajar por unos ocho meses. Ya ves que aquí en el pueblo, pues no hay mucho trabajo.
+Francisco: Pues, ¡qué bueno que llegaste! El padre Octavio acaba de preguntarme por ti. Ya ves que se acerca la fiesta patronal y tú siempre le ayudas en la kermés y en el jaripeo.
—René: Creo que ahora no voy a poder ayudarle. Es más, no tengo ganas de verlo.
+Francisco: ¿Y eso por qué?
—René: Es que ahora que estuve en Mexicali, estudié un poco la Biblia y me di cuenta de algunas cosas que están equivocadas en la Iglesia católica. Por ejemplo, eso que acabas de mencionar.
+Francisco: ¿Los excesos de la fiesta patronal? Pues ya sabes que el padre Octavio ha querido quitar la costumbre de que la gente se emborrache, para celebrar más dignamente la fiesta religiosa. Pero ya ves como es la gente del pueblo.
—René: No, no me refería a eso. Me refiero a que se le diga padre al sacerdote y que nadie corrija esto.
+Francisco: A ver, a ver, ¿Cómo está eso? Cuando me dijiste que estudiaste un poco la Biblia, no pensé que la cosa estuviera tan seria. Dime: ¿En qué grupo no católico te andas metiendo?
—René: Pues en uno muy bonito, que se llama Asambleas de Dios. Allí se estudia la Biblia, se canta y todos se llevan muy bien. Además, el pastor es mi jefe, y es una muy buena persona.
+Francisco: Mira, nada más adónde fuiste a caer. Aquí todos te invitaban a entrar en los grupos. Lo que sea de cada quién: tú eres muy «chambeador». Por eso todos te querían: los adoradores, los renovados y los de la Acción Católica. Pero nunca quisiste. Ahora tienes las consecuencias. Mejor vamos a platicar del tema.

No llamen padre a nadie
—René: Mira, aquí traigo la Biblia. Te voy a leer un texto bíblico que te va a hacer caer de espaldas, cómo me pasó a mí. Déjame ver. Es Mateo, capítulo veintitrés, versículo nueve. Pon atención.
No deben decirle PADRE a nadie en la tierra,
porque un solo Padre tienen:
el que está en el cielo (Mt 23,9).

—René: ¿Qué te parece? La Biblia habla muy claro: No deben decirle padre a nadie. Y ¿por qué los sacerdotes o los catequistas no lo explican? Pues porque ni siquiera conocen la Biblia.
+Francisco: No te me aceleres. Ahora que estuviste en Mexicali, ya cambiaron algunas cosas en el pueblo. Hace tres meses estuvieron aquí los Apóstoles de la Palabra y nos impartieron un curso bíblico. Por eso ya no me puedes agarrar de bajada. Déjame ir por mi Biblia.
—René: Pues vaya que han cambiado las cosas en el pueblo. Ahora, hasta tú tienes Biblia. Esto sí que es un milagro.

Contexto
+Francisco: Mira, un aspecto muy importante que aprendí con los Apóstoles de la Palabra es que no basta leer un texto bíblico aislado. Hay que ver lo que dice el contexto.
—René: ¿Y eso qué es?
+Francisco: Pues lo que está antes y lo que está después. Fíjate bien. Vamos a leerlo completo.
No se dejen llamar MAESTRO, porque un solo maestro tienen ustedes y todos son hermanos.
Tampoco deben decirle PADRE A NADIE en la tierra, porque un solo Padre tienen: el que está en el cielo.
No deben hacerse llamar JEFES, porque para ustedes Cristo es el jefe único (Mt 23,8-10).

+Francisco: Si interpretamos al pie de la letra estas palabras de Jesús, estaría prohibido llamar «padre» al propio papá, llamarle «maestro» al que nos da clases en la escuela, o decirle «jefe» al que nos da trabajo o al jefe de personal.
—René: A ver, a ver. Esto tiene mucha lógica. Fíjate que no había leído completo este pasaje bíblico. Es que mi jefe parece ametralladora: dispara 10 citas bíblicas por minuto. Y tenía que ir siguiendo su explicación.
+Francisco: Así son estos cuates: te bombardean con muchas palabras y un montón de citas bíblicas, que no te dejan ni pensar. Y terminas creyéndoles, porque te hacen pensar que saben mucho de Biblia.

Actitud farisaica
—René: Oye, no me había fijado lo qué dice el subtítulo del capítulo 23. Aquí dice: «Jesús acusa a escribas y fariseos».
+Francisco: Así es. Leyendo desde el versículo 1 al 7 nos damos cuenta de que Jesús estaba indicándoles a sus discípulos que no imitaran a los escribas y fariseos, que hacían todas sus obras para ser vistos por los hombres (versículo 5), buscaban siempre los primeros lugares (versículo 6) y querían que los demás los llamaran maestros (versículo 7). Los apóstoles y los discípulos de Cristo no deben tener estas actitudes. Por eso, Jesús les dice en los versículos 11 y 12:
Que el más grande de ustedes se haga servidor de los demás, porque el que se hace grande será humillado y el que se humilla será engrandecido (Mt 23,11-12).

—René: Bueno, se ven muy distintas las cosas, cuando se lee lo que está antes y después.
+Francisco: Así es. Se nota que Jesús no está prohibiendo que llamemos «padre» al papá, «jefe» al patrón o «maestro» al que nos da clases.

Textos paralelos
—René: ¿Y habrá otros textos para que todo esto quede más claro?
+Francisco: Así es. A eso se le llama textos paralelos.
—René: ¿Por qué se les llama de esa forma?
+Francisco: Porque son textos que hablan del mismo tema. Es que no basta leer uno o dos textos bíblicos para saber todo lo que la Biblia dice acerca de algún tema. Vamos a ver más de cerca las «supuestas prohibiciones» de Jesús en Mt 23,8-10.
—René: Me parece bien. ¿Por cuál empezamos?

1. Maestro.
+Francisco: Vamos a ver sí se le puede llamar maestro a alguien. Fíjate bien, si Jesús hubiera prohibido decirle «maestro» a alguien, ¿crees que los apóstoles lo hubieran desobedecido?
—René: Por supuesto que no.
+Francisco: Y menos el apóstol san Pablo. Fíjate que él emplea la palabra «maestro» para ciertos ministerios o servicios dentro de la Iglesia. Veamos, por ejemplo, 1Cor 12,28:
En primer lugar están los que Dios hizo apóstoles en la Iglesia; en segundo lugar los profetas; en tercer lugar los MAESTROS (1Cor 12,28).

¿Por qué san Pablo dice esto? La cosa es muy sencilla. Es que no es la palabra «maestro» lo que prohíbe Jesús, sino la actitud de orgullo o superioridad, que podemos manifestar al tener estos títulos o estos cargos.
Así que hay textos en la Biblia en los que, sin ningún problema, se llama «maestros» a algunas personas. Veamos otro ejemplo. En la Carta a los Hebreos encontramos las siguientes palabras, dirigidas a los primeros cristianos:
Ustedes deberían ser MAESTROS
después de tanto tiempo (Heb 5,12).

—René: Esto ya me quedó claro. Sólo me queda una pregunta: ¿Por qué estos amigos sólo hablan de que no se le puede llamar «padre» al sacerdote y se les olvida los demás versículos?
+Francisco: Muy sencillo. Lo que más les interesa no es la verdad. Más bien les interesa enredar al católico, para llevárselo a su grupo.

2. Jefe, guía o caudillo.
—René: Panchito, ¿qué te parece sí seguimos viendo si se le puede decir «jefe» a alguien? Ya ves que así le digo a mi papá y, pues, a este patrón que tuve y que me enseñó tantas cosas chuecas.
+Francisco: Al buen paso darle prisa. Veamos sólo algunas recomendaciones que le hace Jetró a su yerno Moisés, en Ex 18,21.
Elige de entre el pueblo hombres capaces, temerosos de Dios, hombres honrados e incorruptibles y ponlos al frente del pueblo, como JEFES de mil, de cien, de cincuenta y de diez (Ex 18,21).

3. Padre.
—René: Ahora pasemos a lo que más me interesa. ¿Se le puede llamar «padre» a alguien sobre la tierra?
+Francisco: Lo que nos enseñaron los Apóstoles de la Palabra es lo siguiente: según la Biblia, es apropiado llamarle «padre» a alguien en dos sentidos: en sentido material o biológico y en sentido espiritual. Veamos:
—René: Eso suena interesante.

a) En sentido material
+Francisco: Según la Biblia, no hay ningún problema, si le decimos padre a nuestro papá. Veamos estas palabras de Jesús:
Honra a tu PADRE y a tu madre (Lc 18,20).

—René: Oye, eso me lo sé desde el catecismo. Y nunca me acordé de ello, para contradecir al pastor.
+Francisco: Ahora escuchemos estas del apóstol san Pablo:
Hijos, obedezcan a sus PADRES en el Señor (Ef 6,1).

b) En sentido espiritual.
—René: Oye, ¿pero habrá algún pasaje bíblico, en que se diga padre a algún sacerdote?
+Francisco: Por supuesto que sí. ¿Has escuchado hablar de san Esteban?
—René: Claro que sí. Fue el primer mártir, según recuerdo.
+Francisco: Así es. En Hechos de los Apóstoles se nos habla acerca de él. Dice la Biblia que lo calumniaron y lo llevaron al Sanedrín. ¿Sabes que es el Sanedrín?
—René: He escuchado la palabra, pero no sé que significa.
+Francisco: El Sanedrín era el supremo tribunal de los judíos y estaba conformado por el Sumo Sacerdote y otros sacerdotes y dirigentes judíos. En ocasiones, cuándo trataban algún asunto muy importante, también acudía el pueblo. Pues bien, cuándo juzgaron a Esteban y le pidieron una explicación, la Biblia dice lo siguiente:
El Sumo Sacerdote preguntó a Esteban: ¿Es así?
Él respondió:
—Hermanos y PADRES, escuchen (Hch 7,1-2).

+Francisco: Aquí vemos que san Esteban, el primer mártir de la Iglesia, dice «hermanos» a las personas del pueblo y PADRES al Sumo Sacerdote y a los demás sacerdotes y dirigentes judíos.
—René: Igualito que en la Iglesia católica.
+Francisco: Y no sólo eso. A varios personajes bíblicos se les llama «padres» en sentido espiritual. El caso más representativo es el de Abraham:
PADRE Abraham, ten compasión de mí (Lc 16,24).

Abraham, PADRE de todos nosotros (Rom 4,16).

—René: Y eso también lo dicen los no católicos.
+Francisco: Así es. Ahora te voy a explicar por qué los católicos le decimos padre al sacerdote.
—René: Esto se está poniendo cada vez mejor.

Padres en la fe
+Francisco: Los católicos llamamos PADRES en un sentido espiritual a los sacerdotes, que nos hacen nacer del agua y del Espíritu cuando nos bautizan (Jn 3,5-6), y que nos alimentan con la Palabra de Dios y con la Eucaristía.
Ellos son verdaderos padres para nosotros. En muchos aspectos, ellos siguen el ejemplo de San Pablo, que se consideraba PADRE de los creyentes:
Aunque hayan tenido muchos maestros en Cristo, no tienen MUCHOS PADRES. He sido yo quien, por el Evangelio, los engendró en Cristo (1Cor 4,15).

+Francisco: Por eso no hay que extrañarnos de que San Juan y San Pablo se dirijan cariñosamente a los primeros cristianos, llamándoles HIJOS. Es que sabían que ambos eran verdaderos padres para los discípulos de Cristo:
Les escribo a ustedes, HIJOS MÍOS, porque se les han perdonado los pecados por su nombre (1Jn 2,12).

HIJOS MÍOS, de nuevo sufro los dolores del alumbramiento, hasta que Cristo se forme en ustedes (Gál 4,19).

Conclusión
+Francisco: Si los apóstoles llamaban con un gran afecto HIJOS MÍOS a los primeros cristianos, seguramente ellos se dirigían a los que les predicaron el Evangelio, llamándoles PADRES, precisamente como hacemos los católicos.
—René: Pues sí. Acabamos de ver que Jesús nunca lo prohibió. Por eso, de hoy en adelante voy a seguir llamando Padres a los sacerdotes. Es más, vamos ahorita mismo a ver al Padre Octavio. Ahora le voy a echar más ganas a la kermés y al jaripeo.
+Francisco: No te me aceleres. Primero déjame invitarte a formar parte del grupo de Promotores y Defensores de la Fe.
—René: Y ese grupo, ¿a qué se dedica?
+Francisco: Pues a aclarar las dudas de los católicos sobre los ataques de estos hermanitos, por todos los medios posibles: visitas domiciliarias, difusión de literatura católica, temas en las casas, cursos, conferencias y muchas cosas más.
—René: Fíjate que ya me estoy animando. De veras que hace mucha falta en el pueblo. Yo ya me andaba convenciendo a unos cuantos.
+Francisco: Pues el próximo lunes va a iniciar un curso. Así que te esperamos en el salón parroquial a las 4 de la tarde.
—René: Entonces, ¿tú también vas a ir?
+Francisco: Pues claro, sí yo lo voy a impartir.
—René: Ya hasta «maestro» me saliste. Nomás no vayas a querer que te diga «padre» o «jefe».
+Francisco: Cómo crees. Vamos, pues, a ver al padre Octavio.
—René: Vamos.