Según el diario mexicano El Universal, la Iglesia católica ha disminuido en número de fieles entre la población indígena del sureste de México, que ha perdido una tercera parte de sus adeptos en esa región, reveló el Atlas de la diversidad religiosa en México. El estudio realizado por diversas instituciones académicas advierte que por una tendencia similar en los estados del norte de la República mexicana, los católicos corren un riesgo serio de perder más espacios. En la elaboración del Atlas, considerado el primero en su tipo en América Latina, también participaron el Colegio de la Frontera Norte (Colef), el Colegio de Michoacán, el Conacyt y la Universidad de Quintana Roo.
Renée de la Torre Castellanos, experta del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS) del occidente de Guadalajara, aseguró que el estudio, que abarca de 1950 a 2000, revela que actualmente en el sureste del país son más los protestantes, y en especial los Testigos de Jehová (a los que no podemos englobar bajo esa denominación, limitada a creyentes cristianos procedentes de la reforma protestante). En el centro del país, la Iglesia católica mantiene su hegemonía, pero en las zonas urbanas avanzan los mormones, mientras que en las áreas rurales se nota un incremento, con marcada tendencia, de los pentecostales.
Según el estudio, la pluralidad religiosa ha marcado una nueva regionalización del país, como sucedió con el caso de los adventistas, la única religión que está logrando una territorialización entre los estados de Tabasco, Chiapas, Oaxaca y Veracruz. Por su parte, los Testigos de Jehová abarcan todo el territorio nacional, sin estar concentrados en alguna zona específica, y los mormones están mucho más ubicados en zonas de alta densidad urbana como son grandes ciudades del país.
La investigadora aseguró que la elaboración del Atlas permitió ver los factores presentes en los lugares o poblaciones más abiertas al cambio religioso, “y encontramos entre esos factores enumerados el de marginalidad y etnicidad, sobre todo, dentro de lo que es el desarrollo de las ofertas pentecostales”, agregó. Asimismo, De la Torre Castellanos consideró que lo interesante fue descifrar el término “sin religión” y descubrir que no es una población atea, sino que no se identifica con una religión, pero que en muchas partes están muy identificada con grupos indígenas con prácticas que consideran como religión.
Por otra parte, y según publicaba este mes el medio mexicano Criterios, la aparición de fenómenos como el culto a la «santa muerte» o la proliferación de asociaciones como la «Iglesia Universal del Reino de Dios», conocida por su eslogan «pare de sufrir», muestran la gran diversificación religiosa en que está inmerso el país, señalaron académicos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). El integrante del Instituto de Investigaciones Sociales (IIS) de esa casa de estudios, Hugo José Suárez, explicó que en México cada vez se observa una mayor variedad de credos, porque las personas pueden elegir en qué creer, informa un comunicado de la UNAM.
Hasta octubre de 2007, la Dirección General de Asociaciones Religiosas, dependiente de la Secretaría de Gobernación, tenía registradas 6.806 asociaciones de ese tipo y 60.542 ministros de culto en el territorio. En tanto, el porcentaje de mexicanos que se declaran católicos ha ido a la baja en las últimas décadas. De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI), mientras en 1895 el 99.1 por ciento de la población afirmaba pertenecer a esa creencia, en 1980 disminuyó a 89.7 y en el 2000 a 88.
En 1900, había 13.5 millones de personas católicas en la República; en 1980, sumaron 61.9; en 1990, fueron 63.3 y para el 2000, eran 74.6 millones, detalla el mismo organismo. En los últimos cien años, el segmento con alguna religión distinta a la católica pasó de aproximadamente 56 mil personas en 1900 a casi seis y medio millones en el 2000, aunque hasta mediados del siglo XX este volumen no rebasaba el medio millón, de acuerdo con los censos de Población y Vivienda de 1895 al 2000.
El promedio por entidad es diferenciado. Algunos estados registran un mayor porcentaje de adscritos al catolicismo, como Guanajuato (96.4 por ciento), Aguascalientes (95.6), Jalisco (95.4), Querétaro (95.3), Zacatecas (95.1) y Michoacán (94.8). Pero en otros no se llega a la media, como en Chiapas (63.8), Tabasco (70.4), Quintana Roo (73.2) y Baja California (81.4 por ciento). Ante ello, José Suárez comentó que en los próximos años se acentuarán las formas autónomas de creer. La multiplicidad religiosa es un fenómeno irreversible, y los individuos, al estar en posibilidad y necesidad de construir sus propias convicciones, lo seguirán haciendo.
Se experimentan transformaciones y reacomodos que modifican el paisaje espiritual en México, vislumbró el especialista. Desde los años 70 hay nuevos procesos culturales, y los espacios ya no son los mismos desde la aparición de Internet. Sin embargo, para Alejandro Tomasini Bassols, del Instituto de Investigaciones Filosóficas (IIFi), en México se vive una manifestación de irreligiosidad, porque si bien las confesiones positivas impulsan al pueblo, en la actualidad se advierte un retroceso en muchos ámbitos.
«Hay una expansión de creencias bárbaras y primitivas». Hoy día, advirtió, se pretende transformar a la religión en una especie de superciencia o supertecnología para triunfar en la vida, como sacarse la lotería o conseguir la buena fortuna en los negocios, advirtió. Eso demuestra que la vida espiritual está ausente de México. Se asiste a conflictos entre instituciones, pues se ve a estas asociaciones como partidos políticos, porque se encuentran analizando cuántos adeptos logran, cómo están las cuotas y demás. «Las iglesias tienen otros intereses además de los estrictamente espirituales», consideró.
Hasta junio del 2005, la Secretaría de Gobernación tenía registradas a las siguientes religiones: hinduismo, budismo, seguidores de Krishna, judía, ortodoxos, católicos, protestantes -que engloba a luteranos, anglicanos, presbiterianos, evangélicos, metodistas, bautistas, Ejército de Salvación, pentecostales, adventistas, luz del mundo, espiritualistas y científicas cristianas, entre otra–, la Iglesia de Jesucristo de los santos de los últimos días, congregación cristiana de los testigos de Jehová, Islam y nuevas expresiones.
Asimismo, en el 2000 se advirtieron en el territorio 54 municipios donde menos de la mitad de su población es católica; dos terceras partes de los protestantes viven en el sur y sureste; nueve de cada 10 mormones residen en comunidades con más de 15.000 habitantes y la mitad de los testigos de Jehová habita en localidades con más de 100.000 habitantes. En tanto, los judíos registran la estructura poblacional más envejecida, según el INEGI. De 1990 al 2000 los católicos crecieron 1.7 por ciento, los no católicos 3.7, y los que dijeron no tener religión 2.7 puntos porcentuales, reporta el mismo organismo.
Todo ello, expuso José Suárez, revela un amplio mercado religioso en México, donde cualquier individuo puede encontrar una variada oferta de confesiones. Una de las razones de esta situación, apuntó el sociólogo, es la crisis del monopolio que tenía la Iglesia católica en torno a lo sagrado. Es decir, hasta hace 20 años este vínculo estaba mediado necesariamente por ese credo. En el momento en que las formas de pertenencia se hacen más ligeras y los sacerdotes ya no son necesarios para las personas, son éstas las que tienen la capacidad de saber, decidir y gestionar por sí mismas, su relación con lo divino, resaltó.
No es casual que una asociación como la Iglesia Universal del Reino de Dios, mejor conocida por su eslogan «pare de sufrir», tenga gran éxito en América Latina, «porque ofrece lo que no ha podido dar el mundo sociopolítico, que es acabar con el sufrimiento de la gente», aclaró el especialista. En la actualidad, aseguró Tomasini, la vida religiosa en México fluye por los canales de la Iglesia católica y las sectas protestantes, lo que genera un fuerte conflicto. Por un lado están las iglesias establecidas u oficiales y, por otro, algunas minorías notables, como los judíos y musulmanes.
Suárez subrayó que en este ámbito el factor económico siempre estará presente, pero ello no explica la necesidad simbólica de la colectividad, porque desde siempre los humanos tienen requerimientos internos, y las busca y construye a partir de lo que tiene. En los próximos años, «no se vislumbra que vaya a llegar a una etapa en donde la mitad de la población sea católica y la otra evangélica, ni tampoco que se vaya a remontar el número de los primeros», enfatizó.
Ello no impide que las grandes formas de expresión sigan teniendo gran eficacia. Así, continuará el fervor a la Virgen de Guadalupe, las peregrinaciones a la Villa y las manifestaciones de fe en el barrio o la colonia, agregó. Al respecto, Tomasini sostuvo que en México se evoluciona hacia el «primitivismo religioso», y como el país vive un periodo de decadencia en todos los contextos, también se experimenta en el religioso. De una rica vida espiritual se ha pasado a un negocio, que revela el grado de desesperación de mucha gente, de la necesidad de creer cuando las instituciones ya no cumplen con su función, concluyó.
Palabras de los obispos mexicanos
Con anterioridad a la publicación de estos datos, el pasado mes de enero la prensa mexicana recogió algunas declaraciones interesantes de los prelados católicos de México. En primer lugar, el obispo de Tula, Hidago, Juan Pedro Juárez Meléndez, convocó a los católicos a conformar una Iglesia que responda a la globalización, al desempleo, a la crisis de valores, al imperio de la cultura de la muerte y al avance de las sectas, según publicó el diario Milenio.
En su homilía con motivo de la peregrinación anual de la Diócesis de Tula a la Basílica de Guadalupe, destacó la necesidad de reflexionar sobre el modelo de Iglesia que se quiere, la cual deberá enfrentar las exigencias de los nuevos tiempos. Dijo que es momento de esforzarse para tener una institución discípula y misionera que evite el “paso acelerado de las sectas, la crisis de fe de los católicos, el número cada vez mayor de adolescentes sin fe y la resistencia a una verdadera pastoral”.
El prelado reconoció que en muchas ocasiones la acción evangelizadora de la Iglesia católica es superficial, ya que no ha corregido la estructura de injusticias que se dan en varias partes de México. Juárez Meléndez destacó la importancia de que los pobres, los migrantes y los marginados sepan que la Iglesia católica se preocupa por ellos y que se interesa por su bienestar. “Debemos ser una comunidad para los que sufren en su alma y en su cuerpo, para que el mundo de hoy pueda creer en Dios cuando vea nuestra solidaridad con el hermano que necesita ayuda”, abundó el líder eclesiástico.
El obispo de la comunidad hidalguense indicó que esa religión desea ser una institución que lleve su mensaje a los que no creen, una Iglesia renovada, donde los adolescentes y los jóvenes le den un nuevo rostro, donde los niños crezcan en un ambiente de fe y de valores familiares.
Por otra parte, el obispo de Cuernavaca, Morelos, Florencio Olvera Ochoa, llamó a quienes tienen una responsabilidad en la función pública, a dialogar mucho para establecer sociedades donde haya libertad y respeto; donde no haya crímenes o violencia, como ocurre en la actualidad, y buscar la unidad. En el segundo domingo ordinario, se refirió al Bautista, y de cómo los católicos deben ser fieles testigos de Cristo, contrario a otras formas de pensamiento, incluso de gobierno.
El prelado manifiesta que la iglesia no es democrática porque la doctrina de Cristo es única, «la democracia sirve para el gobierno, para la iglesia no porque viene de Dios, tampoco viene de unos sátrapas o caciques, viene de Dios y no la podemos cambiar». Por todo lo anterior, subrayó, puede obligar a otra persona a no creer en Jesús, «pero nos puede llegar la incredulidad y hasta el odio por Dios, cuantos que han sido bautizados y católicos, luego se convierten en perseguidores por otros intereses».
En otras ocasiones, dijo a los católicos presentes en catedral, hay grupos religiosos que han perdido el rumbo, como los Testigos de Jehová cómo «le tiran a la iglesia, los Mormones y la Luz del Mundo, nosotros los respetamos pero no podemos aceptar cambios que han hecho», subrayó. Al final urgió a rogar por los gobernantes, la patria y el mundo para que aunque sean incrédulos y ateos respeten el lugar que corresponde a Dios.
aya midanid dar donya be har kasi khobi koni badi miinbi hata baradaret? aya midanid tamame pesar haye donya daghighan eyne haman?man tajrobe kardam 0 0