Hay infinitas formas como Dios puede llamar a un joven para su servicio. Aquí tienes algunos de los ¨síntomas¨ más frecuentes.
La vocación al sacerdocio es:
– Un misterio de amor entre un Dios que llama por amor y un hombre que le responde libremente y por amor.
– Un llamado a ser puente entre Dios y los hombres.
– Un llamado a seguir en el mundo, para salvarlo, pero sin ser del mundo.
– La decisión de un joven que quiere dedicar su vida a ayudar a sus hermanos a salvar sus almas y hacer este mundo más como Dios lo pensó.
La vocación al sacerdocio no es:
-Un sentimiento: se suele decir que «siento la vocación». En realidad la vocación no se siente. Es, más bien, una certeza interior que nace de la gracia de Dios que toca mi alma y pide una respuesta libre. Si Dios te llama, la certeza irá creciendo en la medida de que tu respuesta vaya siendo más generosa.
– Un destino irrevocable (ineludible): Muchos creen que el que tiene la vocación «se va porque se va». No. La vocación es un misterio de amor y el amor es siempre libre. Si yo no respondo con generosidad, el llamado de Dios queda frustrado.
– Un refugio para el que tiene miedo a la vida.
– Una carrera como cualquier otra: es una historia de amor.
– Una seguridad matemática: en la vocación sacerdotal tienes que aceptar el riesgo del amor, pero recuerda que es un riesgo en manos de Dios.
¿Cómo se descubre la vocación?
1.- Los signos
Hay infinitas formas como Dios puede llamar a un joven para su servicio. Aquí tienes algunos de los ¨síntomas¨ más frecuentes:
– Quieres hacer algo grande en tu vida
– Sientes que Dios espera algo más de tí
– Te preocupa el dolor de los hombres
– La vida de un joven «normal» te gusta pero sientes que falta algo
2.-Necesitas ser honesto
– Ante Dios y ante tí mismo
– Sólo tú tienes que darle la respuesta a Dios
– Hay muchos jóvenes que tienen miedo de investigar su vocación y prefieren esconderse detrás de pretextos.
– ¡Que error pensar que Dios pueda proponernos algo que no nos haga felices!
3.- Tener unas cualidades
-Si Dios te llama te dará las cualidades necesarias para ser sacerdote. Necesitas saber si tienes esas cualidades.
Para ello, coméntalo con el sacerdote orientador vocacional y él, después de un período de seguimiento y discernimiento, te ayudará a saberlo.
4.-Recuerda que la vocación es un proceso
– La vocación sacerdotal es un proceso como toda historia de amor.
– No quieras respuestas fulminantes y por fax.
– Dios se esconde un poco cuando nos llama y es que quiere dejar el margen suficiente a nuestra libertad (de otro modo no sería una historia de amor sino de esclavitud).
– Pide ayuda a algún sacerdote orientador vocacional.
– Aprovecha los encuentros y retiros vocacionales para conocer más de la vocación y el ambiente del seminario.