Si las sectas avanzan, es por algo. ¿Qué pasará el día en que les arrebatemos sus grandes banderas? Se desplomarán, habiendo cumplido con su misión, que es la de despertar al gigante adormecido, la Iglesia Católica.
Objetivo común:
atacar la Iglesia Católica
De dos en dos, casa por casa tratan de convencernos de que ellos son los mejores y que su camino es el único para alcanzar la salvación. Todos utilizan la Biblia como instrumento de trabajo, pero pertenecen a grupos diferentes: testigos de Jehová, mormones, adventistas del séptimo día, pentecostales, etc. Cada grupo tiene su manera propia de ver las cosas, pero todos tienen el mismo objetivo: atacar a la Iglesia Católica.
Y no faltan los pretextos: «En la Iglesia Católica se adoran las imágenes»; «En la Iglesia Católica hay borrachos, ladrones, adúlteros, etc.»; «En la Iglesia Católica se bautizan a los niños, mientras Jesús se bautizó a los treinta años»; «María no es virgen, puesto que la Biblia nos habla de los hermanos de Jesús»; «Los católicos comen carne de cochino», etc.
Claro que, si uno carece de una preparación específica al respecto, empieza a tambalear. Hasta los que están integrados en algún grupo apostólico, a veces dudan. Y como sabemos, la duda es como una herida: o se cura a tiempo o puede degenerar en una gangrena hasta provocar la muerte.
Y es precisamente lo que está pasando con el problema de las sectas: personas que hasta ayer frecuentaban la Iglesia con cierta asiduidad, de repente desaparecen de la comunidad y se van con las sectas.
Es el fruto de la acción de las dudas, que poco a poco van minando la fe del católico ingenuo, hasta convencerlo de que está equivocado y que por lo tanto necesita cambiarse de religión para salvarse.
A veces también intervienen factores de aislamiento, resentimiento o abandono religioso o factores de orden económico. Nadie puede juzgar el corazón del hombre. Sólo Dios conoce las cosas en su profundidad. A Él sólo el juicio.
Iglesias y sectas
Antes que nada, hay que distinguir entre iglesias y sectas. Se considera como iglesias las organizaciones cristianas más antiguas, que por lo general están encaminadas hacia la unidad (ecumenismo): Iglesia Católica, Iglesias Ortodoxas, Iglesia Anglicana e Iglesias Protestantes, que son aquellos grupos que surgieron durante los siglos XVI y XVIII a raíz de la Reforma Protestante (1517): luteranos, calvinistas, presbiterianos, bautistas, metodistas, etc.
Cuando hablamos de sectas, nos estamos refiriendo a los grupos que surgieron en el ámbito protestante desde principios del siglo pasado, con una actitud de rechazo hacia todas las iglesias históricas, acusadas de haber caído en la apostasía. Son los grupos que hemos mencionado al principio. Su característica principal es el proselitismo, es decir, un deseo desmedido de conquista, que no tiene reparo en utilizar hasta la calumnia y el desprestigio para lograr sus fines.
Estos grupos son llamados también fundamentalistas. Se trata de un fenómeno, que surgió a principios de este siglo en el ámbito protestante, como reacción al Evangelio Social del siglo pasado, muy preocupado por los problemas de este mundo, y a la crítica en campo bíblico, que llegó a poner en duda muchos aspectos de las Sagradas Escrituras. Los seguidores de este movimiento afirman que hay que salvar lo «fundamental» del dato bíblico, que consiste en la interpretación literal del texto bíblico y en la creencia de un inminente regreso de Cristo.
Programa «Amanecer»
Aunque cada grupo actúe con plena autonomía, de todos modos existen ciertas líneas comunes de acción, marcadas por el programa «Amanecer». ¿En qué consiste dicho programa? En un conjunto de estrategias para la conquista del mundo entero de parte de las sectas. Su meta principal es la siguiente: levantar una capilla por cada barrio, colonia, pueblito o grupo de 500 a 1000 almas, contando cada capilla con una pequeña congregación de por lo menos 10 personas, destinadas a tomar contacto directo con todos los habitantes del lugar con miras a su «conversión». Y todo esto a nivel mundial, empezando con los países católicos y dando prioridad a Guatemala y Filipinas.
Así que, no obstante las diferencias ideológicas existentes entre un grupo y otro, todos se sienten unidos en la tarea común de «conquistar almas», a expensas de la Iglesia Católica y las demás iglesias históricas. Con tal objeto realizan encuentros y establecen planes concretos de acción para actuar en forma conjunta y lograr más éxito. Naturalmente, los mormones y los testigos de Jehová quedan excluidos de esta organización por ser considerados al margen del cristianismo.
Respuesta católica:
la Nueva Evangelización
Evidentemente, frente a esta situación no podemos quedarnos como simples observadores. Es necesario poner en acto, y con carácter de urgencia, los requerimientos de la Nueva Evangelización. Es urgente propiciar una nueva infraestructura pastoral, de manera que todos los feligreses puedan ser debidamente atendidos y al mismo tiempo la Iglesia vaya adquiriendo un estilo marcadamente misionero, con más agresividad evangelizadora.
Para que esto sea posible, no basta la acción, aunque sea esmerada, del clero y la vida religiosa. Es indispensable la intervención directa del laicado, mediante la promoción de ministros laicos y diáconos permanentes, que puedan transformarse en los primeros colaboradores de los obispos y los presbíteros.
Además, es necesario dividir las parroquias en sectores, cada uno atendido por personas competentes, como pueden ser los ministros laicos o los diáconos permanentes.
Una vez controlado el territorio parroquia¡ con agentes de pastoral suficientes y capacitados, hay que preocuparse por los ambientes humanos: cárceles, hospitales, escuelas, juventud, familia, niñez, tercera edad, etc., con una pastoral específica y personal oportunamente preparado.
En toda esta labor, sin duda, los movimientos apostólicos podrán ofrecer los recursos humanos y materiales necesarios para lograr esta infraestructura básica y formar las pequeñas comunidades cristianas, que tanto necesitamos.
Que todo esto quede bien claro: no podemos hablar de Nueva Evangelización, sin preocuparnos antes que nada de formar los cuadros básicos para «pastorear» eficazmente al pueblo de Dios. Muchos católicos, en efecto, dejan la Iglesia sencillamente por el hecho de no ser debidamente atendidos. No podemos olvidar que los «vacíos» pastorales siguen siendo aún la causa principal del éxodo de los católicos hacía las sectas.
Pastoral específica
Pero esto no basta. Para enfrentar con seriedad y eficacia el problema de las sectas, se necesita una acción específica de parte de la Iglesia, que tenga dos objetivos principales: fortalecer la fe de los católicos y preparar grupos de agentes de pastoral «especializados» en la materia.
Para lograr el primer objetivo, son suficientes algunas charlas, folletos o programas de radio o televisión, aclarando los siguientes aspectos:
La Iglesia Católica es aquella única Iglesia que fundó Cristo cuando vivió en este mundo, y que confió a Pedro y los demás apóstoles. Esto puede ser demostrado bíblica e históricamente. En ella reside la plenitud de la verdad y de los medios de salvación. Sus pastores son los sucesores de Pedro y los apóstoles.
Las sectas, al contrario, son grupos particulares, sin ninguna garantía de parte de Dios.
El Nuevo Testamento, el Evangelio escrito, surgió de la Iglesia y no viceversa.
Las sectas aceptan el Nuevo Testamento como salió de la Iglesia y al mismo tiempo rechazan la Iglesia que le dio origen.
La Iglesia tiene la respuesta para todos las objeciones que presentan las sectas (imágenes, bautismo de los niños, virginidad de María, cruz, padre, Trinidad, etc.).
Pues bien, la experiencia dice que, cuando un católico sabe todo esto, difícilmente se dejará confundir por las sectas y mucho menos se aparta de la Iglesia.
Para preparar a los «expertos» en el campo de las sectas, se necesitan cursos más amplios, donde se profundizan las características de los distintos grupos religiosos y se aprende a «dialogar» con los católicos en duda y los que ya se apartaron de la Iglesia. Es un hecho que, donde se está haciendo esto, se frena el avance de las sectas y se nota un flujo constante de gente que regresa a la Iglesia.
Movimiento Eclesial «Apóstoles de la Palabra»
Pues bien, todo lo que se acaba de mencionar, no es un puro proyecto. Es algo que ya se está haciendo en práctica mediante el Movimiento Eclesial «Apóstoles de la Palabra».
Se trata de muchachos y muchachas, que ofrecen un año de servicio a la Iglesia a tiempo completo. Dejan su parroquia, su familia y su pueblo para integrarse al movimiento como «misioneros». Su servicio dura un año, y que se puede renovar. Algunos llegan a quedarse toda la vida dentro del movimiento, como célibes, casados, sacerdotes o diáconos permanentes.
Su actividad consiste en enseñar la Palabra de Dios en los lugares más apartados, formar pequeñas comunidades cristianas y de una manera especial ayudar a los católicos a no dejarse confundir por las sectas. El movimiento surgió en México el mes de julio de 1978, pero ya está presente en Estados Unidos, Italia y casi todos los países de América Latina. Pronto llegaremos a España, Portugal y los países del Caribe.
Si alguien está interesado en solicitar algún servicio o piensa integrarse al Movimiento, puede ponerse en contacto con nosotros escribiendo a cualquiera de nuestras direcciones.
Material didáctico
De todos modos, utilizando el material que tenemos a disposición, ya es posible empezar a trabajar en esta línea. A nivel muy popular contamos con el folleto «Cuidado con las Sectas», de 32 páginas y con caricaturas. Puede servir muy bien para completar la preparación de los niños de Primera Comunión y para los niños de los colegios. Para los adultos, y siempre a nivel popular, tenemos el folleto «La Iglesia Católica y las Sectas. Preguntas y Respuestas», de 128 páginas. En la misma línea tenemos un video y dos cassettes, uno de cantos y otro con una charla.
Para formar a los «expertos» a nivel popular, ya contamos con tres videos de 2 horas cada uno. Poco a poco iremos editando otro material en libros, videos y cassettes. Así que, los medios no faltan. Lo que se necesita es decisión para enfrentar el problema de las sectas con seriedad y eficacia.
Ecumenismo y defensa de la fe
Enterándose de esto, alguien podría pensar: «¿En qué quedamos con el ecumenismo?». Respuesta: El ecumenismo es con los que buscan la unidad. Al contrario, cada secta busca la manera de aumentar su grupo, sin preocuparse del daño que está provocando a la causa de la unidad. Entonces, de parte nuestra tiene que haber una actitud de defensa, para ayudar a los hermanos más débiles a no tambalear frente a los ataques de las sectas.
Otro dato importante: en América Latina existen grupos pertenecientes a las iglesias históricas, que tienen una actitud completamente proselitista, igual que las sectas. Así que, no seamos ingenuos. De todos modos, a nadie le hace daño conocer los fundamentos de la propia fe y la respuesta a ciertos ataques que le pueden venir contra su fe. Más el católico se siente seguro en su fe y más podrá dialogar con el que sea. La ignorancia nunca ha sido una buena consejera.
Conclusión
Es un hecho que ya se acabó la sociedad completamente católica de un tiempo. Hoy en día tenemos que acostumbrarnos a vivir en un mundo pluralista. Por lo tanto se hace necesario un cierto conocimiento de la propia fe para no dejarse confundir con cualquier viento de doctrinas.
Hoy por hoy se vuelve problemática «la fe del carbonero», una fe sencilla, sin muchas explicaciones. No faltan quienes se encargan de desmoronarla con sofismas de todo tipo. Hoy el católico tiene que conocer los fundamentos de su fe y desde ahí sentirse seguro y estar abierto a dialogar con todos en un espíritu de tolerancia, respeto y colaboración.
Iglesía y Sectas, Octubre de 1999, No. 29.